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Foto del escritorMaría Isabel Rabell Mañon

¿Cómo almacenamos grasa?

Primero que todo, debemos entender nuestra composición corporal... Es decir, cuando te subes a la báscula, el peso de tu cuerpo incluye huesos, músculos, órganos, líquidos y tejido adiposo. Los problemas de salud relacionados con el sobrepeso y la obesidad, van en función del excedente de grasa, por eso es necesario primero entender el funcionamiento del tejido adiposo.


Para empezar, la composición corporal, en términos generales se puede dividir en dos partes: masa grasa y masa libre de grasa. La masa libre de grasa o también llamada masa magra, es la parte de tu cuerpo que no tiene tejido adiposo y está formada por los músculos, agua, huesos, órganos internos, médula ósea y tejidos nerviosos. Por otro lado, la masa grasa es la que está formada por grasa y se divide a su vez en esencial y almacenada.





La grasa esencial es aquella que necesitas para que tu cuerpo funcione correctamente y se encuentra en pequeñas cantidades en la médula ósea, corazón, pulmones, hígado, bazo, riñones, músculos y tejido del sistema nervioso. En el hombre es alrededor de un 3% de su peso y en la mujer de 12%. En cambio, la grasa almacenada es aquella que guarda las reservas de energía de tu cuerpo en forma de triglicéridos y forma el tejido adiposo y se localiza principalmente bajo la piel y alrededor de los órganos internos para protegerlos.


Antes se consideraba que el tejido adiposo era inerte, es decir, que se mantenía estático, sin embargo, hoy en día se sabe que produce hormonas como la adipsina o la leptina, que tienen influencia en el funcionamiento de otros órganos y tejidos, por lo que se considera un órgano endócrino, que cuando tiene un crecimiento excesivo causa problemas de salud.


El tejido adiposo está formado por células llamadas adipocitos y la grasa que almacena puede tener muchas variaciones a lo largo de la vida por circunstancias como el crecimiento, el estado reproductivo, la actividad física y la disponibilidad de alimentos.


El aumento de este tejido se puede dar por que aumenta el tamaño de las células ya existentes al acumular más grasa (hipertrofia) o porque aumenta el número de células (hiperplasia), de hecho cuando subes de peso puede ser por hipertrofia, hiperplasia o una combinación de ambas.


La acumulación de grasa puede darse solamente con hipertrofia (crecimiento de las células adiposas) siempre y cuando haya espacio disponible. Por su parte la hiperplasia se da especialmente en los períodos de crecimiento como en la lactancia, infancia (alrededor de los 6 años) y adolescencia; en la edad adulta se da cuando se agota la capacidad de los adipocitos existentes. Sin embargo, cuando se pierde peso, no disminuye el número de adipocitos, únicamente se reduce el tamaño de éstos. Por lo anterior, también es importante prevenir el aumento de peso, ya que a medida que se acumula grasa y se mantiene en el tiempo cada vez es más difícil perderla.



La grasa que tu cuerpo deposita en el tejido adiposo, proviene del exceso de hidratos de carbono, lípidos y proteínas de la dieta, por lo que, para evitar la acumulación de grasa, es necesario que controles la cantidad de calorías totales.


Aunque a lo largo de tu vida, tu cuerpo tiene la capacidad de producir nuevas células adiposas (hiperplasia), existen períodos en los que es mucho más propenso a este proceso, por lo que debes poner mayor atención al aumentar de peso. El primero es durante los primeros dos años de vida, por lo que si un bebé aumenta rápido de peso (especialmente si es alimentado con leche de fórmula y no materna) tiene más probabilidades de desarrollar obesidad de adulto. El segundo brote de tejido adiposo se da entre los 8 y 12 años de edad, siendo por ello que un niño con sobrepeso en esta edad tiene hasta 80% de probabilidades de continuar siendo obeso en el futuro. Por último, durante el embarazo, el cuerpo genera nuevas células adiposas para guardar reservas y mantener la producción de leche, sin embargo, si se acumula grasa en exceso, será mucho más difícil recuperar el peso pregestacional. También se ha observado que cuando pierdes peso y lo recuperas rápidamente (efecto rebote), tu cuerpo suele generar nuevas células adiposas,

haciendo que cada vez te sea más difícil volver a bajarlo. Por lo anterior, recuerda que lo mejor es prevenir la acumulación excesiva de grasa y el aumento de peso.


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